El abanico flamenco es uno de los elementos más representativos del mundo flamenco y se ha convertido en una herramienta fundamental de movimiento y expresión. El abanico aporta contundencia y marca personalidad dentro del espectáculo flamenco. Se trata de uno de los complementos que tradicionalmente se identifican con este arte centenario.
¿Cuál es el origen del abanico flamenco?
Al igual que otros complementos muy populares hoy en día, como el mantón de manila, el abanico flamenco surgió en China en torno al siglo VII. Sin embargo, no fue hasta el siglo XV cuando los comerciantes portugueses trajeron este práctico complemento a Europa y pronto se popularizó entre la nobleza y las clases altas de la época.
No obstante, otros historiadores sostienen que fueron los Jesuitas los primeros en traer el abanico flamenco al continente europeo.
Alcanzó el máximo auge de popularidad con los reinados de Luis XIV y Luis XV y se hizo tan famoso que pronto dejó de ser propiedad exclusiva de las mujeres más adineradas de la realeza y nobleza europea y empezó también a ser llevado por las mujeres del pueblo.
El abanico flamenco dejó de ser propiedad exclusiva de las clases altas, y las mujeres comenzaron a utilizarlo no solo con fines estéticos y para aliviar las altas temperaturas, sino como un potente elemento de seducción. En España comenzó a extenderse su uso en el siglo XVIII, fundamentalmente en Andalucía, por su clima cálido y ya en el siglo XIX se creó la Real Fábrica de Abanicos.
En nuestro país el abanico es un complemento muy utilizado, que portan mujeres de todas las edades y un elemento muy especial para el arte flamenco. Destaca la producción de abanicos que se lleva a cabo en la Comunidad Valenciana, con diseños cada vez más originales y sofisticados. A día de hoy, el abanico es un elemento muy especial para el flamenco que acompaña a la música, el baile y el cante en cada actuación.
La importancia del abanico flamenco en el baile
El abanico flamenco es utilizado desde su nacimiento como complemento que aporta un toque personal a cada vestimenta, además de proteger del calor, su uso más práctico. En Andalucía se hizo popular por las altas temperaturas y pronto lo vieron como un elemento más para completar la escena flamenca.
El poder de seducción que otorga es uno de los motivos por los que es pieza importante en este arte. Las bailaoras utilizan un abanico más grande de lo habitual y que se denomina “pericón”.
Lo mueven con tal arte y pasión que incrementa aún más el efecto hipnotizante del baile flamenco, que sorprende a quien tiene la suerte de poder contemplarlo.
¿Cuáles son las partes del abanico flamenco?
El abanico flamenco tiene la forma de una especie de baraja, conformada por tres partes fundamentales que explicamos a continuación.
Sus tres partes fundamentales son las varillas, el clavijo o el eje y el paisaje. Además, estos abanicos pueden tener varios colores y contar con diseños muy originales, desde los tradicionales abanicos con lunares a otros diseños más modernos o incluso hechos a mano por artesanos.
Varillas
Las varillas son el esqueleto del abanico. Están formadas por distintos materiales. Fabricadas en madera, plástico o nácar, dan forma al abanico y en sus dos extremos son más largos que los anteriores. El motivo por el cual se dispone de esta forma es el de proteger al abanico cuando está plegado.
Clavijo o eje del abanico
El clavijo o eje del abanico flamenco es el punto medio donde convergen las varillas, haciendo que se mantengan firmes y puedan plegarse y extenderse. Solo de esta forma se puede abrir y cerrar el abanico.
Paisaje, otra de las principales partes del abanico flamenco
El paisaje es la parte que porta el diseño del abanico flamenco y generalmente se fabrica con papel o tela. Se dispone sobre las varillas y se pliega cuando se cierra el abanico.
El paisaje también es llamado país. En ocasiones se fabrica el abanico con madera y el paisaje se desplaza a la zona superior del abanico, dando lugar a otro tipo de diseños.
El abanico flamenco es un elemento indispensable para el baile flamenco, sin el cual no entenderíamos este arte ni la cultura popular andaluza, muy ligada a este complemento. No veremos a una bailaora sin su abanico que le ayuda a crear aún más pasión en la escena, aumentando la emoción y expresividad del flamenco, un arte ya de por sí cargado de sentimiento y que transmite gran pasión.
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